No tenemos conocimientos de cuando fue construido el primer templo católico en Juticalpa. Pero si que en la tercera década del siglo XVIII, había un sacerdote en la rica aldea de Juticalpa, y por lo tanto se supone que había algún edificio donde oficiaba los actos religiosos. Como ilustración veamos la siguiente información.
En 1734 Fray Antonio Bertrand solicitó a la Capitanía General de Guatemala que se trasladara la cabecera del Partido de Olancho, de Manto a Juticalpa, por quedar en el centro de un rico territorio; y para sostener el cura. Los españoles del lugar se comprometieron; los más ricos a pagar doce pesos y los menos ricos aportaron cinco pesos. Además contribuyeron las Cofradías.
Ya en la época de la independencia la municipalidad de Juticalpa pidió autorización al gobierno central para disponer de los ingresos fiscales para construir el templo Católico y reparar las escuelas. Los diputados aprobaron la petición, y acordaron que se tomara también el diezmo que ofrendaban los feligreses. La vieja Iglesia estaba conformada por un galerón donde asistían todas las clases sociales. Los grandes hacendados decidieron colaborar en la edificación de un templo digno de su estatus social.
En enero de 1835, al hacer erupción el volcán Cosigüina de Nicaragua, que bañó con ceniza a la América Central, los y las juticalpenses se llenaron de pánico, creían que era el fin del mundo, y por lo tanto, además de las oraciones, ofrecieron mayor ayuda para la construcción del templo.
La obra fue iniciada por el famoso maestro constructor Hipólito Estrada, quien devengaba 3 pesos diarios, pero por motivos que desconocemos, el trabajo fue interrumpido. Después continuó el maestro Enrique Cañas, este devengaba 10 pesos diarios. El altar mayor fue construido por Coronado Chávez, y se recubrió con diez libras de oro, usado con pintura. El templo se edificó donde estaba el viejo y se terminó de construir en 1847.
El reloj que se encuentra en un de las torres de la parroquia de Juticalpa fue donado por Juan Vilardebó y con su esposa Irene Güell en acto especial, el 8 de diciembre de 1875 fue entregado al pueblo y autoridades del municipio como un generoso aporte a la sociedad”
En 1734 Fray Antonio Bertrand solicitó a la Capitanía General de Guatemala que se trasladara la cabecera del Partido de Olancho, de Manto a Juticalpa, por quedar en el centro de un rico territorio; y para sostener el cura. Los españoles del lugar se comprometieron; los más ricos a pagar doce pesos y los menos ricos aportaron cinco pesos. Además contribuyeron las Cofradías.
Ya en la época de la independencia la municipalidad de Juticalpa pidió autorización al gobierno central para disponer de los ingresos fiscales para construir el templo Católico y reparar las escuelas. Los diputados aprobaron la petición, y acordaron que se tomara también el diezmo que ofrendaban los feligreses. La vieja Iglesia estaba conformada por un galerón donde asistían todas las clases sociales. Los grandes hacendados decidieron colaborar en la edificación de un templo digno de su estatus social.
En enero de 1835, al hacer erupción el volcán Cosigüina de Nicaragua, que bañó con ceniza a la América Central, los y las juticalpenses se llenaron de pánico, creían que era el fin del mundo, y por lo tanto, además de las oraciones, ofrecieron mayor ayuda para la construcción del templo.
La obra fue iniciada por el famoso maestro constructor Hipólito Estrada, quien devengaba 3 pesos diarios, pero por motivos que desconocemos, el trabajo fue interrumpido. Después continuó el maestro Enrique Cañas, este devengaba 10 pesos diarios. El altar mayor fue construido por Coronado Chávez, y se recubrió con diez libras de oro, usado con pintura. El templo se edificó donde estaba el viejo y se terminó de construir en 1847.
El reloj que se encuentra en un de las torres de la parroquia de Juticalpa fue donado por Juan Vilardebó y con su esposa Irene Güell en acto especial, el 8 de diciembre de 1875 fue entregado al pueblo y autoridades del municipio como un generoso aporte a la sociedad”

Muy Bien colocar videos por cada Catedral
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