Sobre la iglesia catedral de Choluteca muy poco se ha investigado y publicado sobre el tema. Responder a esa interrogante de quién fue el conductor de los trabajos para levantar la iglesia parroquial consagrada a la virgen de la Inmaculada Concepción de María; es parte de una inquietud para escribir una monografía sobre el proceso histórico del monumento que le da identidad a la vida cultural de la ciudad de Choluteca. De antemano hay que determinar que en el proceso de construcción de la hoy Catedral de Choluteca se distinguen claramente tres fases: a).- de 1780-1840, b).- de 1840-1890, y, c).- 1890-1918
Haciendo referencia al artículo “Las
fiestas patronales: auténticas celebraciones eclesiales” del Obispo Emérito
Raúl Corriveau, se puede expresar que dichas fiestas han sido un elemento de
integración socio- religiosa como ocurre en la ciudad de Choluteca en esta
época.
Las fiestas patronales tuvieron su origen en la época de conquista y cristianización por parte de los españoles en territorio hondureño a principios del siglo XVI. De alguna manera la fiesta patronal en honor a la Inmaculada Concepción crea un sentido de pertenencia, una verdadera tradición cristiana que se debe continuar fomentando, independientemente de cualquier acto cívico o comercial que pueda desviar el sentido religioso.
No se puede soslayar algunos malentendidos que influyen de manera negativa desviando la finalidad de la fiesta patronal. Algunas prácticas podrían contaminar el ambiente para una celebración religiosa que exige respeto, como ser: la venta de bebidas alcohólicas y los juegos de azar que conlleva a la promoción de vicios, violencia y la pérdida de valores morales y cívicos.
“Desde siglos, las fiestas patronales son parte del patrimonio cultural y religioso de todos los pueblos de Honduras, pero sólo lo seguirán siendo en la medida que conserven su profunda raíz y autonomía religiosa y eclesial; de lo contrario, corren el riesgo de desaparecer y con ellas parte de la identidad de nuestras comunidades hondureñas, rompiendo con tradiciones sanas y saludables del pasado”.
Choluteca está de fiesta, pero que esta celebración sea centrada en nuestra Madre la virgen María que fue concebida por sus padres, por gracia y privilegios únicos que Dios le concedió, fue preservada de toda mancha del pecado original y que nos lleva a su hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Las fiestas patronales tuvieron su origen en la época de conquista y cristianización por parte de los españoles en territorio hondureño a principios del siglo XVI. De alguna manera la fiesta patronal en honor a la Inmaculada Concepción crea un sentido de pertenencia, una verdadera tradición cristiana que se debe continuar fomentando, independientemente de cualquier acto cívico o comercial que pueda desviar el sentido religioso.
No se puede soslayar algunos malentendidos que influyen de manera negativa desviando la finalidad de la fiesta patronal. Algunas prácticas podrían contaminar el ambiente para una celebración religiosa que exige respeto, como ser: la venta de bebidas alcohólicas y los juegos de azar que conlleva a la promoción de vicios, violencia y la pérdida de valores morales y cívicos.
“Desde siglos, las fiestas patronales son parte del patrimonio cultural y religioso de todos los pueblos de Honduras, pero sólo lo seguirán siendo en la medida que conserven su profunda raíz y autonomía religiosa y eclesial; de lo contrario, corren el riesgo de desaparecer y con ellas parte de la identidad de nuestras comunidades hondureñas, rompiendo con tradiciones sanas y saludables del pasado”.
Choluteca está de fiesta, pero que esta celebración sea centrada en nuestra Madre la virgen María que fue concebida por sus padres, por gracia y privilegios únicos que Dios le concedió, fue preservada de toda mancha del pecado original y que nos lleva a su hijo, nuestro Señor Jesucristo.
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